lunes, noviembre 02, 2015

"No llorar", premio Goncourt 2014

En alguna ocasión habrá que escribir un buen libro que recopile todo lo que la experiencia libertaria en la Península ha aportado no sólo a la literatura española, sino también a la extranjera. Desde luego no hace falta esforzarse mucho para recordar un buen puñado de novelas que utilizan en mayor o menor grado esa experiencia bien para ubicar su trama, bien para convertirla en una protagonista más de la narración.

Este que traigo hoy es bastante reciente. Se titula No llorar. Está escrito por la francesa de origen español Lydie Salvayre. Y obtuvo el premio Goncourt 2014 de las letras francesas. Lydie es hija de exiliados y en su novela entremezcla la vida de su madre (y de su padre) con la sobrecogedora experiencia del escritor francés Georges Bernanos durante la guerra civil.

La madre de Lydie, Montse, es una joven adolescente que habita en un pequeño pueblo leridano durante la efervescencia libertaria que se dispara en Cataluña (no sólo) tras la derrota de los militares golpistas en Barcelona. El hermano de Montse es un joven anarquista entregado a sus ideas, que intentará proclamar también en su pueblo el comunismo libertario.

Bernanos es un escritor conservador a quien el alzamiento sorprende en Mallorca. En un principio Bernanos simpatiza con el golpe, de hecho su propio hijo es voluntario junto a las fuerzas falangistas. Pero la salvaje represión que le toca vivir en Baleares le asquea de tal manera que la explicita abiertamente en Los grandes cementerios bajo la luna. Impactado por la violencia y por el apoyo eclesiástico a los golpistas, Bernanos regresará a Francia y tratará de denunciar lo que ocurre en España, frente a la incomprensión de sus antiguos correligionarios.

La virtud del libro de Salvayre, que en principio no deja de ser más que la explicitación de las memorias de su madre tiene una serie de virtudes. Por un lado recoge muy claramente el enfrentamiento abierto entre la cosmovisión libertaria y la política de doble rasero aplicada por el Partido Comunista. Esto es algo que en ocasiones es difícil de hacer entender a quienes no están muy familiarizados con las características peculiares del muy diverso bando republicano. Y aquí lo hace de una manera muy dramática, pues Montse por motivos que no vamos a desvelar para no revelar la trama se va a ver muy directamente afectada por esa tensión.

Por otro lado, explicita muy bien el impacto que la revolución libertaria provocó en quienes tuvieron la oportunidad de vivirla, aunque en un principio no fueran personas identificadas ideológicamente con el movimiento libertario. En ese sentido los recuerdos de Montse narrándole a su hija lo que vivía muchos años atrás refleja muy contagiosamente el embelesamiento que mucha gente sintió por ese vendaval de libertad.

Por último, hay sin duda en la estructura y la narración de Salvayre un estilo muy peculiar de narrar, que hace que la lectura fluya rápidamente, casi como si diseccionara la historia. Ni es una narración lineal, ni es un estilo clásico. Es también una narración un tanto científica, psicoanalítica, fría, pero a la vez humana y sugerente.

En definitiva el retrato personal de un proceso y un drama que recoge en sí mismo, lo que vivieron miles de personas. Quizás el único debe se encuentra en un final demasiado precipitado, súbito, que no le quita meritos a esta recomendable novela.

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