sábado, marzo 26, 2011

Wyoming y los Insolventes, más que dignos


¿Qué esperas encontrar si vas a ver un concierto de un tipo como Wyoming? ¿Buenas canciones? ¿Humor? ¿Solvencia? ¿Inteligencia? ¿Buen ambiente? ¿Entretenimiento? Digamos que seguramente algo de todo eso. Pues entonces creo que no saldrás defraudado. Probablemente ninguno de todos esos argumentos se vean elevados a su más alta expresión en un concierto de Wyoming y los Insolventes, pero si que todos ellos se mezclan con un nivel más que digno en la peculiar coctelera que mezcla este cuarteto.

La agilidad mental de Wyoming y su peculiar ingenio. La solvencia musical más que notable de la banda que le acompaña. El buen ambiente de las versiones seleccionadas, desde Lou Reed hasta Bob Dylan, pasando por Chuck Berry o el mismísimo Frank Zappa. Curiosamente a mi entender el concierto se viene pelín abajo cuando opta por los temas que mejor parecen conectar con el público: Ronaldos, Rosendo, Siniestro

Que nadie espere un concierto de virtuosos de esos de los que hablar largo y tendido. No. Es un concierto de amigos para pasar un buen rato. Claro que quizás un teatro como en el caso de ayer no es el mejor lugar para disfrutarlo. Siempre se echa de menos poder agitarse un rato y tener una cerveza en la mano. Pero lo que tocaba ayer era estar sentado. Incluso así no dejo de ser una hora y 45 minutos más que animada.

Wyoming no es un virtuoso ni con la guitarra, ni cantando. Eso no hace falta que nadie lo descubra. Pero le pone ingenio y ganas. La calidad musical la aportan los Insolventes. Especialmente la guitarra. Una guitarra muy armónica, especialmente acertada en el uso del delay que consigue transportar a una audiencia deseosa de reir a disfrutar de algunas canciones interpretadas como siempre nos gusta oírlas, lo más parecidas posibles al original.

En definitiva un rato agradable para un viernes por la noche. Antes de que la recién llegada primavera nos premie con una climatología más callejera.

jueves, marzo 03, 2011

Imperial State Electric... más gas


Ayer acudía a Bilbao con la expectativa alta ante lo que me podía encontrar en el Kafe Antzoki. Con la expectativa alta, pero también con la duda de cuál sería el resultado. Imperial State Electric es la continuación musical y deriva lógica de una banda que ha marcado, a mi entender, el rock underground europeo de la última década. Una banda ya mítica en los mentideros rockeros que se precien, The Hellacopters.

Decía que es la heredera legal porque al frente de Imperial State Electric está quien fuera frontman y principal compositor de Hellacopters, Nick Royale Andersson. Pero también la duda porque la banda que acompañaba a Nick en Hellacopters era algo más que meros acompañantes. Eran un combo muy potente en estudio, pero especialmente en directo.

Imperial State Electric puede considerarse además la derivada lógica de la evolución musical de Hellacopters desde el punk rock más eléctrico (Impagable Payin’ the dues) hasta un hard rock de nivel muy alto en el que fuera su último álbum original en estudio, Rock & Roll is dead.

El primer disco de Imperial State Electric es todavía de un rock más sosegado que el que Hellacopters venía imprimiendo en sus últimos tiempos. Pero esa era la única referencia que teníamos al llegar a Bilbao. ¿Y el resultado? Yo diría que tablas. Por un lado nos encontramos a un Nick Royale encantadísimo al parecer de encontrarse en Bilbao, pues no perdía la ocasión de repetirlo cada vez que abría la boca y se le veía sincero. Pero eso no es suficiente claro está.

El concierto fue claramente de menos a más. Y probablemente sólo alcanzó la intensidad deseada en los tres últimos temas antes de finalizar el primer pase. Si durante todo el show hubiese alcanzado esa intensidad hablaríamos de un notable altísimo, pero no fue así. La banda a excepción del batería que estuvo a la altura, no es comparable a Hellacopters, pero ya sabíamos que esto era otra cosa.

Nick Royale estuvo a altura esperada. Pero quiso y no pudo. Quiso levantar al público, pero quizás no tuvo en cuenta que era miércoles, que los temas de Imperial State Electric todavía no son tan conocidos y mucha gente acudió al concierto más por su pasado que por su presente, o no tuvo la suerte de su lado.

Aún así, no se puede hablar de derrota. Tampoco de decepción. Yo más bien hablaría de una segunda oportunidad. Habrá que esperar un tiempo y repetir. Veremos a ver si como algunos vinos, Imperial State Electric es capaz de mejorar con el tiempo...

De teloneros abrieron Small Jackets pero el vivir en fuera de la supermetrópoli nos impidió ver todo el show. Las dos canciones que alcanzamos a escuchar no parecían mala cosa. Poco más podemos decir.

martes, marzo 01, 2011

Antología del pensamiento libertario


Libertarios, Antología de anarquistas y afines para uso de las generaciones jóvenes. Así se anuncia este libro recopilado por el profesor Carlos Taibo, publicado por los Libros del Lince. Y eso es lo que vamos a encontrar en él, algunas reflexiones de algunos de los clásicos libertarios como Malatesta, Kropotkin, Bakunin, Proudhon, Berkman, Reclus o Emma Goldman; pero también de autores más cercanos en el tiempo como Chomsky, Zerzan, Bookchin o Goodman; e incluso de marxistas heterodoxos como el consejista Pannekoek, Cornelius Castoriadis, Pierre Clastres o Rosa Luxemburgo.

Pero qué encontrará quien se adentre en la lectura del libro. Pues parecerá simplista, pero nada más ni nada menos que la perenne actualidad del anarquismo. Desde algunas escuelas ideológicas se ha tendido a acusar al anarquismo de simplismo o de escaso trabajo intelectual. Algo que cualquiera que hubiera dedicado un poquitín de su tiempo a leer por ejemplo a Kropotkin sabe que es una tontería como otra cualquiera, pero ya se sabe que cuando un simplismo se repite mil veces acaba cuajando en el subconsciente colectivo. Y sin embargo leyendo este libro fácilmente se dará cuenta quien lo lea de que las reflexiones que aquí se recogen no son sólo interesantes para diagnosticar los problemas de la época en que se escribieron, si no que sorprendentemente continúan siendo válidas, tanto en análisis como en propuestas de acción, para los momentos actuales. Incluso las predicciones realizadas hace tiempo son en la mayoría de los casos más que acertadas a día de hoy.

Taibo se ha limitado a recopilar los textos y a estructurarlos en diversos apartados para dar una coherencia mayor a la lectura. Estos apartados son básicamente la propia teoría anarquista, los conceptos de Estado, Poder y Democracia, la crítica del orden existente, la alternativa libertaria, y por último ecología, militarismo, mujer y educación. Por el camino encontraremos reflexiones y polémicas en torno al concepto de organización, sobre el papel del sindicalismo o incluso del municipalismo libertario.

Pero para finalizar este post, lo mejor será ceder la palabra a Murray Bookchin: “Cualquiera que sea dentro de unos años la validez de las ideas libertarias y de las no libertarias, el desarrollo histórico ha dejado sin peso, en los hechos, todas las objeciones formuladas contra el pensamiento anarquista. La ciudad y el Estado modernos, la utilización masiva de la tecnología del carbón y del acero propia de la revolución industrial, los sistemas más recientes y racionales, de producción en masa y de organización del trabajo, la centralización, el Estado y su aparato burocrático, todos ellos han alcanzado sus límites. Cualquiera que sea la dimensión de progreso y de liberación que hayan podido exhibir en el pasado, hoy son por completo regresivos y opresivos. Son regresivos, no sólo porque dañan el espíritu humano y le sustraen a la comunidad su cohesión, su solidaridad y sus rasgos ético-culturales: lo son además desde un punto de vista objetivo y ecológico. No sólo socavan el espíritu y la comunidad humanos, sino que hacen lo propio con la viabilidad del planeta y de todos los seres vivos.

Nunca se subrayará lo suficiente que los conceptos anarquistas que hablan de comunidades equilibradas, democracia directa, tecnología humanista y sociedad descentralizada –esos ricos conceptos libertarios- no sólo son deseables, sino necesarios. No sólo se insertan en las grandes visiones relativas al futuro humano: constituyen condiciones necesarias para la supervivencia del hombre. El proceso del desarrollo social ha hecho que dejen de responder a una dimensión ética y subjetiva para exhibir otra práctica y objetiva. Lo que otrora entendimos que era nulamente práctico y propio de un espíritu visionario hoy se nos antoja lo contrario. Y lo que en el pasado fue considerados práctico y objetivo se ha convertido en algo carente de practicidad e irrelevante en términos del desarrollo humano encaminado hacia una existencia más plena y liberada. Aunque concibamos la reivindicación de la comunidad, la democracia directa, la tecnología liberadora y humanista, y la descentralización como una simple reacción ante el estado de cosas actual –un vigoroso no frente al sí que hoy se hace valer-, estaremos obligados a preguntarnos objetivamente por las ventajas prácticas de una sociedad anarquista.