sábado, febrero 11, 2012

Regreso a los clásicos


En estos tiempos de desconcierto, de reformas laborales abusivas, de depresión colectiva y de falta de referentes ideológicos y de acción, no dejo de preguntarme porque no miramos hacia alternativas que se propuesieron hace ya bastante tiempo.

Esta claro que las causas son múltiples. Por un lado, el desconocimiento. Causado no sólo por el paso del tiempo, si no también porque el stablishment ya se ha encargado de hacer correr toneladas de desperdicio sobre la memoria y el trabajo de quienes pudieran hacerle sombra.

Por otro lado es triste comprobar que incluso cuando el capitalismo salvaje y sus lacayos nos llevan claramente al desastre, la sociedad civil tampoco busque otras alternativas. Y que desconfie de aquellas que se basan en la razón, la colaboración y la bondad humana. Lo cual me hace sospechar si buena parte de la sociedad no desea vivir en este mundo de depredadores, pensando que conseguirán evitar la cacería.

Todo esto viene al hilo de un pequeño libro en tamaño de Piotr Kropotkin: Anarco Comunismo: sus fundamentos y principios. Editado por La Malatesta y Tierra de Fuego. Este libro es pequeño, pero encierra en sus páginas muchas de las ideas sintetizadas que el viejo sabio ruso desarrollará a lo largo de su vida militante. No es El Apoyo Mutuo, ni Campos, fábricas y talleres o La conquista del pán. Pero es un libro al que ojala muchas personas decidieran volver su vista. Quizás las cosas comenzaran a ser de otra manera.

En él, Kropotkin habla sobre su concepción del anarquismo, primero. De como este sólo puede ser comunista y no colectivista. Y de como la sociedad debe de cambiar si no quiere morir aplastada por la miseria. De como existe una pulsión anarquista en la vida común de la mayoría de las personas a nivel individual y colectivo. Y como la libertad es necesaria para el progreso y como la afición del Estado a legislar acaba reprimiendo todo desarrollo. Esta podría parecer a día de hoy una idea polémica, puesto que el capital danza a sus anchas sin ningún tipo de cortapisa ni legislación. Pero esta sería una crítica muy endeble porque toda la teoría kropotkiniana y anarquista por ende está enfocada al beneficio común de la sociedad en general y no al beneficio económico de unos pocos que depredan los recursos de una gran mayoría empobrecida como sucede hoy en día.

Tal moralidad no necesita leyes para mantenerse. Es un desarrollo natural favorecido por la general simpatía que cada avance hacia una moralidad más amplia y alta haya entre sus prójimos.