viernes, abril 05, 2013

Una búsqueda sorprendente

Hay historias que conmueven y que empujan a pensar en las vueltas del destino y el mismo sentido de la vida. La que narra Searching for sugar man es sin duda una de esas historias. Una persona honesta surgida de la zona más baja de una ciudad difícil como Detroit a finales de los 60 no debía tenerlo nada fácil para triunfar en el mundo de la música. Da igual cuales fueras sus cualidades musicales o que sus canciones fueran extraordinarias.

Y aún así, Sixto Rodríguez, el protagonista de esta historia, consiguió grabar dos grandes discos: Cold fact y Coming from reality. Pero sus ventas fueron desastrosas. Así que Rodríguez continuó con su vida. Con lo que había sido hasta entonces. Un humilde albañil que no rechazaba los trabajos más duros.

Siguió hacia adelante con los mismos valores que había mantenido hasta entonces. Tuvo 3 hijas a las que enseñó, pese a su pobreza, a disfrutar de la cultura en las bibliotecas públicas y del arte en los museos; a participar en reivindicaciones legítimas en beneficio de la comunidad. Él mismo se presentó a diversas elecciones como representante local con pobres resultados.

Lo que Rodríguez no sabía es que mientras continuaba orgulloso con su vida de proletario, sus canciones se habían convertido en símbolo de libertad para los sectores liberales blancos atenazados por un régimen fanático como el Apartheid sudafricano. Todavía es un misterio cómo sus dos discos cruzaron el Atlántico para encontrar a su público en África. Lo que es cierto es que alcanzaron un éxito insospechado y del que Rodríguez no recibió ni un céntimo.

Searching for sugar man es el documental sueco que cuenta esta extraordinaria historia y lo hace también de manera extraordinaria. Una película que ganó el Oscar a la mejor película documental. Y sin duda el premio está más que merecido. Montada y desarrollada como si de una investigación se tratara y narrada con pulso y bellas imágenes. Con un extraordinario guión y la música de Rodríguez acompañando la película,
dirigida por Malik Bendjelloul, es una película que emociona con una historia tan sorprendente como profundamente humana. Impagables los testimonios de los amigos albañiles de Rodríguez y 90 minutos de metraje que nos hacen pensar que en ocasiones la justicia aunque tardía existe. Y que además nos permite descubrir a un gran músico y mejor persona. Totalmente recomendable.