martes, abril 05, 2011

Bukowski... ¿sólo obscenidad?


En literatura, todas las personas sabemos que tenemos deudas pendientes. Muchos no hemos sido capaces de terminar el Ulises de Joyce, y pensamos que tendremos tiempo (y ganas de hacerlo) cuando nos jubilemos (allá por los 75 años al ritmo que va el recorte de derechos sociales). Pero en mi caso, no se trata sólo de Joyce, claro está. Mis déficits son muchos… Desde hace años, décadas incluso, he oido hablar a mi alrededor de que no se puede vivir sin leer a Bukowski, algunos incluso me lo decían personalmente.

Lo cierto es que tenía ganas, pero por una razón o por otra, no encontraba el momento de cederle mi tiempo al padre del realismo sucio americano. Hasta que alguien decidió que la cosa no podía seguir así y me regaló “La maquina de follar”, una recopilación de cuentos breves del autor editada por Anagrama.

Y bien, ¿cual ha sido el resultado? Pues lamento decirlo, pero decepción absoluta. No he encontrado nada sugerente entre sus páginas. Miento, sí que una o dos frases de calado ,del tipo “un hombre tiene que luchar tanto por la vida, que ni tiempo tiene de vivirla”, pero poco más. Desde luego no he visto esos grandes destellos de literatura que los secuaces de Bukowski parecen advertir en cada página que escribió. Sé que Bukoswski es un autor de culto y con una legión de seguidores. Pero yo no he visto más que a un perdedor, encantado de serlo, un borracho idem, cierta desconsideración por las mujeres y un maldito dispuesto a criticar y denunciar la impostura de cualquier otro que también trate de serlo.

Es cierto que quizás su lenguaje brusco, sexual, desenfadado y agresivo pueda llamar la atención de alguien, pero a mí me parece que Henry Miller ya lo hacía mucho mejor, con más estilo literario y sobre todo mayor carga crítica unos pocos años antes. Esto tampoco quiere decir nada, y nadie mejor que yo mismo sabe que no se puede criticar la obra de un autor por la lectura de un único libro. Sólo quiero consignar aquí que una especie de sexto sentido literario me mantuvo apartado de la obra de Bukowski durante años . Quien sabe, si lo hubiera leído con 20 años quizás yo también me habría convertido en otro panegirista de este adorable bebedor de cerveza, vino y todo lo que caía en sus manos desde el desayuno hasta la última hora de la más sucia noche de L.A.

domingo, abril 03, 2011

Pablo Nemirovsky no es Asian Dub Foundation, pero me gusta


La semana musical comenzó el jueves con el concierto de Asian Dub Foundation. No me voy a extender mucho sobre el tema, porque no me considero lo suficientemente capacitado para dar una opinión solvente. Sólo diré que los vi correctos, sin más; que había una entrada más que estimable, que a buena parte del público se le veia disfrutar (que es de lo que se trata en definitiva), pero que a mi no me llegaron en ningún momento. Un dub con muchos guiños a la música de baile, pero tampoco por ahí; demasiado batiburrillo quizás; aunque no dudo que ellos lo tengan controlado. Yo por mi lado me quedo con mis Dub War, quizás porque ellos siempre han tenido una propuesta mucho más cercana al rock. En fin….

Así que pasemos a la ración del sábado, Pablo Nemirovsky palindromista y compositor de origen argentino, pero afincado en París. Nos lo vendían como un concierto de tangos, milongas y otros sones porteños. Pero qué nos encotramos allí: pues una extraordinaria banda formada por una violinista, un batería, un contrabajo, un pianista y un bandeonista, el propio Nemirovsky, ejecutando una especie de jazz experimental con ciertos aires bonaerenses en ocasiones….

Cinco músicos extraordinarios, a cada cual mejor, ejecutando unas composiciones complejas, pero extremadamente bellas, una música apta para el goce, una intrepetación que requiere atención absoluta, pues en cualquier momento puedes perderte algún detalle sorprendente de cualquiera de los intérpretes. Sorprendente Nemirovsky y el bandoleón, sensible la violinista, pero endiablado su sonido si es preciso; impresionante un pianista que parece tener 4 manos en lugar de dos; detallista el batería y oportuno el contrabajo. Musica instrumental sólo acompañada en algunos momentos por los palíndromos de Nemirovsky, lo que ayudaba a aumentar el sentido de experimentación y técnica que demostraba su música.

En definitiva una experiencia sorprendente y encantadora. Yo pensaba encontrarme una nueva Chicana y encontré una propuesta sugerente y trabajada. No todos los descubrimientos suelen ser así de buenos.