miércoles, diciembre 10, 2008

El otro revisionismo


Es sabido que en los últimos años ha aparecido una corriente de pseudohistoriadores que se han dedicado a re-contarnos la Guerra Civil Española desde una perspectiva claramente profranquista, lamentablemente con cierto éxito de público. Entre estos sesudos personajes se encontrarían investigadores del calibre de Pio Moa, Cesar Vidal o el otrora prestigioso Stanley G. Payne.
En realidad no inventaban nada nuevo puesto que en tiempos anteriores ese papel ya lo habían jugado Arraras o De la Cierva.
Sin embargo, en los últimos tiempos, al calor de los movimientos de recuperación de la Memoria Histórica y los problemas que estos están causando al Gobierno de turno, se está alentado otro revisionismo histórico. El que atañe al papel jugado por ciertos sectores del bando republicano, que no hicieron el juego al PCE y trataron de realizar la revolución y ganar la Guerra al mismo tiempo. Nos referimos especialmente al movimiento libertario y en menor medida al POUM e incluso ciertos sectores del PSOE.
Son varios los ejemplos de esta actitud. Por citar algunos, hay estarían los artículos de Gabriel Jackson en el País afirmando que en en el bando leal a la República habría que separar el grano de la paja (habría que hacerlo sin duda, pero no sabemos si en la dirección que él propone), los libros de Angel Viñas, o algo tan llamativo como la recuperación por parte del PSOE actual de la figura de Negrín (¿qué pensarían Largo Caballero o Prieto de esta decisión?), etc.
Pero quisiera hoy reflexionar sobre dos cuestiones que no dejan de llamarme la atención. Y en ambas ha jugado un papel importante el diario El País, que buscaría al parecer tratar de reconducir a posiciones más institucionales las campañas (pues afortunadamente son varias y descentralizadas) por recuperar de una vez la Memoria Historica de este país.
Una, a modo de anécdota, sería el reportaje sobre la persecución anticlerical que se vivió en el terreno leal a la República (Victimas de estas tierras. El País 30/11/2008). Nadie puede negar que, sin duda, hubo excesos y bueno es el decirlo; pero también es injusto ocultar el papel jugado por la Iglesia Catolica durante la Guerra y tratar de reducir esa persecución a una decisión estrictamente anarquista.
Reproduzcamos literalmente un párrafo del citado reportaje. "Sobre los perseguidores, los anarquistas de la FAI ostentan el dudoso honor de haberse distinguido sobre el resto de grupos políticos. Su persecución a la Iglesia Católica fue un proyecto estatégico y, en muchos casos, planificado, segun Alberti. El historiador Santos Juliá lo ilustra con este testimonio de Andreu Nin: ".
Mal empezamos si le otorgamos el cargo de dirigente de la FAI (pocos dirigentes existieron en la misma dicho sea de paso) a Andreu Nin, quien como todo el mundo sabe, salvo al parecer el reportero de el País, era dirigente del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM). Y muy cogido por los pelos nos parece el utilizar esa frase para justificar o demostrar ningún tipo de persecución religiosa organizada.
Pero sobre este aspecto dejó claras las cosas Julian Casanova en un articulado tambien publicado en el diario El País el 22 de octubre de 2007 (La huella de la violencia anticlerical): "Hay quienes acuden todavía al socorrido tópico de la responsabilidad anarquista, aunque esa violencia anticlerical adquirió buenas dosis de desmesura en muchas zonas donde dominaban socialistas, comunistas o republicanos".
Pero quizás el aspecto en el que más se desbarra es en el de las persecuciones políticas del Madrid imbuido por la guerra. Y aquí ha jugado un papel muy triste el ínclito Jorge M. Reverte, quien lleva unos años imbuido en una triste campaña pro denigración de Amor Nuño, joven militante libertario madrileño, quien supuestamente sería el responsable de todas las sacas del Madrid de la época, incluso de las matanzas de Paracuellos y por ende se extiende la acusación a García Oliver y a toda la CNT. Para apoyar estas acusaciones Reverte se apoya insistentemente en una supuesta acta de una reunión del Movimiento Libertario madrileño que al parecer nadie más ha podido ver. (Sobre la inocencia, Jorge M. Reverte, 03/12/2008).
Lo cierto es que que Amor Nuño murió fusilado al finalizar la guerra, que el movimiento libertario con García Oliver y Melchor Rodriguez a la cabeza hicieron más de lo posible por paralizar las sacas y que hay otros ilustres personajes, de otras órbitas políticas que parecen más que implicados en tan lamentables y rechazables acontecimientos, mal que le pese al Sr. Reverte, al diario el País y a los nuevos re-revisionistas.