viernes, octubre 31, 2014

Colectividades libertarias en España, una oportunidad de futuro

En estos momentos tan difíciles que atravesamos como sociedad, se hace más patente si cabe la necesidad de buscar una alternativa de organización y de modelo de vida que acabe con el desorden que nos oprime y amenaza con empujarnos a situaciones del todo indeseables.

Es cierto que las alternativas son difíciles y lo son por dos motivos. El primero, porque estas no se explicitan o no parece haber quien sepa hacerlo de manera clara y convincente. Y el segundo, y quizás el más difícil de solventar, porque incluso en esta difícil y dura situación que atravesamos tampoco una mayoría social parece apostar por una alternativa diferente. Digamos pues que es como la pescadilla que se muerde la cola. Parece no existir alternativa y la sociedad por muy golpeada que esté, tampoco parece interesada en buscarla.

Estudiar los motivos que nos han llevado a esta realidad de sociedad en descomposición y de apatía ciudadana sería largo y costoso, aunque algunos de los motivos se nos antojan bastante simples.

En cualquier caso, si que puede ser momento para mirar hacia atrás y reconocer el valor histórico de ejemplos anteriores y quizás también la posibilidad de utilizarlos como referencia o modelos a seguir o en los que inspirarse, salvando la distancia temporal y la consecuente evolución social.

Es por esto que quisiera traer hoy aquí un interesantísimo libro del militante libertario francés, aunque podríamos decir que español de adopción, Gastón Leval: Las colectividades libertarias en España.

Es este un libro sugerente, interesante, documentando, bien escrito y muy ameno. Y lo que cuenta es todo un modelo alternativo de organización social, económica y humana. Las colectividades que los libertarios españoles, pero no sólo ellos, desarrollaron en un periodo tan difícil como la Guerra Civil Española, podrían ser hoy un ejemplo en el que mirarse, buscando esa alternativa que se nos antoja cada día más necesaria.

Sobre las Colectividades se ha corrido un tupido velo por parte de la historia, por muchos motivos. Pero quizás el más importante es porque a sus poderosos enemigos ideológicos, a derecha e izquierda, les asustaban y porque probablemente hoy continúan haciéndolo. Y de esta manera hemos llegado a la situación actual, en la que la mayoría de la gente ni siquiera ha oído hablar de ellas y quienes alguna vez han escuchado algo, creen que fue cosa de cuatro aldeas en Aragón o Levante.

Y lo cierto es que la realidad es bien diferente. Sólo en Aragón las colectividades organizaron más de 300 mil personas. En Levante es donde según el autor se realizo la obra de construcción libertaria más amplia y completa. Así en 1937 existían 340 colectividades agrarias en esa zona, y en 1938 se alcanzó la cifra de 900. El 40% de la población agraria participaba de las colectividades libertarias. En el 78% de las localidades existió una experiencia colectivizadora. Y estas cifras sorprenden todavía más si tenemos en cuenta que es en Valencia donde residía el Gobierno de la República. En Castilla en el plazo de 1 año y medio se establecieron 300 colectividades. Y en Cataluña, eminentemente industrial, se socializó el agua, el gas, los tranvías, el ferrocarril, los servicios sanitarios. Grandes ciudades de miles de habitantes vieron como su industria se colectivizaba con excelentes resultados y Leval detalla en este precioso libro los ejemplos de L’Hospitalet, de Rubí y muchas otras. Podemos además emocionarnos leyendo los estatutos y experiencias de pueblos como Mas de las Matas y otros muchos que el autor detalla en sus páginas.

Y lo mejor de todo es que este experimento social sin parangón se baso en la cooperación de personas libres e iguales. Que buscaron colaborar y no competir para alcanzar una vida mejor para todos y lo hicieron siendo protagonistas de su propio cambio. Fueron conceptos como los de justicia social, trabajo solidariamente organizado, fraternidad activa, goce igualitario de los bienes producidos los que marcaron el modo de organizarse y lo hicieron exitosamente en condiciones muy duras, como son las de hacer frente a una guerra.

Pero el libro de Leval no es una mera recopilación de experiencias. Hay un trabajo minucioso de reflexión. De estudio económico, histórico, geográfico, sociológico, político, estadístico de la realidad de la España previa a esos años. Para argumentar cual era la situación y porque era necesario cambiarla.

También hay reflexiones interesantes en lo político. Como el relativizar la importancia del revolucionarismo romántico y la importancia de la obra constructiva, simple y llana de la revolución; porque es la practica la que construye la verdadera revolución anarquista y no los discursos ni las acciones heroica. Hay por lo tanto también autocritica y como no puede ser de otra manera una defensa encendida, racional y argumentada del proceso revolucionario que protagonizaron las mujeres y hombres libertarios.

Y una idea ronda todo el libro, que quizás el éxito de la revolución fue lo que término por conjurar a todos los enemigos de esta revolución integral para aniquilarla.

En cualquier caso queda su experiencia para probar que otro modelo de vida más justo, más humano, más libre y más eficaz es posible. Ojala algún día, con las variaciones que sea necesario por la simple fuerza del paso del tiempo, seamos capaces de imitarlo. Quizás en ello vayan las posibilidades de futuro de una buena parte de nuestra sociedad.

En cualquier caso quisiera destacar el valor intrínseco de esta obra de Leval incluso para quienes no compartan las ideas que el defienden. Aquellos a quienes guste la historia, la sociología política y económica creo que disfrutarán enormemente leyendo este libro que por otra parte es fácilmente accesible a través de la red.

miércoles, octubre 29, 2014

Americanah, una grata sorpresa

No estoy muy acostumbrado a leer literatura étnica. Ni siquiera sé si este es un calificativo adecuado en este caso, o si se puede calificar de esta manera algún tipo de literatura. Pero lo cierto es que entre varios libros que estaban frente a mí, me llamó la atención Americanah, con ese subtitulo en su portada Una novela sobre el amor, la raza… y el pelo afro.

Ojeando la solapa descubrí que americanah es el término burlón con el que los nigerianos se refieren a quienes han pasado una temporada en Estados Unidos y regresan con aires de superioridad. No sé mucho sobre la realidad de África. Tampoco sobre nada sobre Nigeria. Ni sobre la literatura africana actual. Por no saber, no sabía si Chimamanda Ngozi Adichie era una chica o un chico. Pero lo cierto es que África está ahí. A nuestro lado. Nigeria también y hay un montón de personas originarias de allí viviendo con nosotros. Así que me dije, bueno, puede ser una oportunidad para aprender algo.

Y la verdad es que Americanah ha sido para mí un grato descubrimiento. Rica a nivel literario y casi más interesante como fuente de información sobre una realidad cercana, pero a la vez muy lejana. Lo cierto es que literariamente tiendo a pensar que, en cuanto a estructura, es el tipo de novela que se aprende a escribir tras asistir a un buen curso de escritura creativa. Es decir, dinámico, equilibrado, con los oportunos saltos; pero quizás un poco demasiado al pie del canon de la literatura en serie actual. Pero eso sí, la humanidad de lo que cuenta, lo interesante del analisis sociológico (quiero creer creer que muestra magníficamente la realidad de una gente y un país) la convierten en una gran novela. Los anhelos y sueños de la gente corriente, independientemente de su condición economica, su raza y su origen.

En todo momento lo que cuenta es creíble y llega al lector. Emociona, entretiene, atrapa. Tanto la primera parte con una Nigeria en manos de militarotes, empobrecida y corrupta. El análisis de la realidad estadounidense desde la perspectiva de una recién llegada. Alguien que se da cuenta que es negra cuando llega a los EE.UU. y todos, racistas y antirracistas, se empeñan en recordárselo. La dureza de ser emigrante sin papeles en el Reino Unido. Y el regreso a la nueva Nigeria. Enriquecida, tierra de oportunidades, pero igual de corrupta y exhuberante.

Para mí sin duda el análisis de cada lugar y momento en los que se ubica la acción es lo mejor de la novela. Pero también hay una historia personal. Una bonita y dura historia de amor entre Ifem y Obinze. Una historia de amor que nace, que crece, que se deshace y que vuelve a rehacerse sin saber muy bien cómo terminará. Y eso es lo que resuelve la última parte de esta destacada novela, cuya lectura me ha producido placer e inquietud, curiosidad y reflexión al mismo tiempo. 

Habría muchas más cosas de esta novela sobre las que opinar, pero creo que con esto es suficiente. una muy grata sorpresa. Americanah