viernes, agosto 22, 2014

El grito del pueblo. ¡Viva la Comuna!

La Comuna de París es todo un fenómeno emocional en la progresiva lucha del ser humano por alcanzar su libertad. Entre los diversos ejercicios de acercamiento a este acontecimiento histórico, para mí el producto más acabado y detallista es este Grito del Pueblo, que dibujó el gran Tardi sobre el guión y la novela de Jean Vautrin.

Publicado originalmente en 4 partes y recopilado después en un volumen único bajo el título de El grito del pueblo (Norma, 2011) este álbum tiene a mi entender todo lo que se le puede pedir a un comic que se atreve a acercarse a un proceso histórico de esta magnitud. Un guión excelente, como excelentes son también las ilustraciones de Tardi. Un rigor histórico comprobado, desde la defensa de los cañones de la milicia, pasando por el derribo de la columna Vendome, hasta los últimos combates en el cementerio de Pere Lachaise. Un detallismo en la desarrollo de los acontecimientos que apabulla. Una historia coral que es la del propio proceso de la Comuna combinada con una intriga paralela de la que se vale para llevarnos en volandas de uno a otro punto de la asediada ciudad de París.

El grito del pueblo no oculta ni los errores de la Comuna, ni sus posibles excesos; pero constituye un retrato fidedigno de aquel romántico intento revolucionario que se atrevió a renunciar a la guerra como elemento de resolución de conflictos entre los seres humanos y que paradójicamente fue ahogado a sangre y fuego por los versallistas con Thiers a la cabeza de un grupo de prohombres de estado que no fueron capaces de hacer frente a las tropas del Káiser pero si de enseñarse cobardemente con su propio pueblo.

En definitiva, esta es la historia de uno de esos momentos en los que un grupo de personas decide convertirse en sujeto colectivo para tratar de alcanzar un modo de vida más humano y justo y por el que vemos pasar a intelectuales comprometidos, burgueses re-evolucionados, grupos de anarquistas con la profesora Louise Michel a la cabeza, rateros que por un momento consideran que es más importante su deber para con la sociedad que sus intereses personales y por supuesto espías, individuos que se arrodillan ante el poder, personas que ni en el más extremo proceso de enajenación mental se atreverían a anteponer los intereses de las persona a su servil compromiso con los poderes fácticos.

La Comuna fue un breve proceso si lo contabilizamos temporalmente, pero todavía hoy es un ejercicio de autodeterminación personal y colectiva que sigue conmoviendo a las personas y si lo hace es gracias a ejercicios como el de los libertarios Tardi y Vautrin, quienes han plasmado negro sobre blanco, en viñetas repletas de detalle y emoción, el caudal social y humano de aquel movimiento revolucionario.


CODA. Esta reseña esta escrita en homenaje a Antonio Martín Bellido que falleció esta misma semana de Agosto en su domicilio de París, a quien tuve la suerte de conocer y de disfrutar de su inteligencia, su sensibilidad, su sentido del humor, su solidaridad y compañerismo y que era un gran admirador de La Comuna. ¡Qué la tierra te sea leve!