viernes, mayo 31, 2013

Brassens, la libertad

La última entrada de este blog era sobre el comic Modotti. Y ahora volvemos a la carga con otro comic, Brassens la libertad; algo más actual e igual de extraordinario. No es que me esté especializando, pero por diferentes motivos han caído sobre mi mesilla unas cuantas novelas gráficas y no es cuestión de dejarlas escapar.
Lo cierto es que tampoco puede decirse que sea un especialista en Georges Brassens, aunque en mi discografía hay unos cuantos vinilos que he ido comprando en primer lugar por simpatía ideológica y después porque a nada que se le preste atención se le acaba cogiendo gusto. Sin embargo tampoco le he dedicado un estudio profundo. Sirva como ejemplo el hecho de que ha sido gracias al cómic que he descubierto algo tan obvio como la influencia musical del jazz manouche de Django Reinhardt, en las composiciones de Brassens.
Brassens, junto con Leo Ferré, y sobre todo este último, son dos de esos mitos de la canción francesa con fuerte influencia libertaria; pero sobre todo grandes cantantes. Al grupo podrían unirse el recientemente fallecido Moustaki y otros como el más joven y mucho menos mediático; pero para mí muy interesante, Serge Utge-Royo. El caso es que en 2011 en la Cite de la Musique se organizó la que debía ser exposición definitiva sobre Georges Brassens. El comisario de la misma fue Joann Sfar, que es quien firma este surrealista, delirante e irreverente comic para mayor gloria de George Brassens, personaje a la altura de tales adjetivos.
El comic nos relata la difícil vida de Brassens desde su juventud, su infancia como delincuente de poca monta, su figura durante la II G. M. las dificultades para sobrevivir en la posguerra y su encuentro de bruces con el éxito cuando quizás ya lo había dado todo por perdido. Su militancia libertaria y sus inquietudes filosóficas reflejadas en su correspondencia personal. En su boca pone una frase a mi entender muy significativa: “El S. XXI no será religioso o explotara”. A la vez especula con un Brassens no muerto que lo mismo se oculta en Japón que en Italia para hacerle opinar sobre cuestiones o situaciones más actuales.
Sfar ha dibujado un comic con ilustraciones simples, pero bellas; con predominio de colores mates y adornado con múltiples primeros planos de un Brassens omnipresente. Con gran sentido del humor y quizás pizca de confesión real se refleja también a si mismo como un vago impenitente incapaz de sacar tamaño proyecto adelante sin la ayuda de sus hijos, al parecer mucho más serios que su progenitor. Y refleja las características básicas de las composiciones de Brassens: la simplicidad, el humor, la irreverencia, la denuncia, el anticlericalismo, el libre pensamiento, el sexo, el antibelicismo, la defensa de los débiles y la repulsa por los poderosos….
Intercalados en el comic se encuentran diversos artículos que recogen distintas facetas de Georges Brassens. Uno de Dildo de Congost sobre su faceta más política y su biografía social, por así decirlo. Es, quizás buscando destacar la irreverencia de Brassens hasta exagerarla, el más débil; pero por el nos enteramos de que nuestro personaje llegó a trabajar como correctos en Le Libertaire y su participación en varios grupos de afinidad. De todos modos este artículo de Congost se regodea en un Brassens como hombre primario, que a mi entender no se refleja por ejemplo en el pensador complejo e inquieto que se puede apreciar en la correspondencia de Braseens con el filósofo Roger Toussenot.
Son mucho más interesantes los escritos de Patricia Godes que disecciona la temática y las canciones de Brassens y el de Vicente Fabuel sobre la huella de Brassens en España donde aparecen nombres como Paco Ibáñez, Krahe y La Mandrágora, (Sabina y Alberto Pérez, incluidos) Chicho Sánchez Ferlosio, Amancio Prada, Joaquín Carbonell, Loquillo; pero también Agustín García Calvo, Ramón Chao, Jorge Drexler, Iggy Pop o Gabriel García Márquez.
Un comic muy recomendable con dos pasajes para mí impagables como son el de “Manual de Pensamiento Libertario para niños” y el de diversos Dioses presentándose a las elecciones para ser elegidos como únicos y verdaderos. Y a destacar una bonita edición de Fulgencio Pimentel.

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