martes, enero 05, 2016

"El jilguero" de Donna Tartt, literatura profunda

Las 1143 páginas de este El jilguero, de Donna Tartt han sido mi ultima lectura completa de 2015. Y por lo tanto mi primera reseña de este 2016 que recién hemos comenzado.

El jilguero es un novela densa, con una prosa poderosa de la que destacaría el hecho de que una pequeña historia, surgida eso sí de una efectista tragedia, se desarrolle hasta alcanzar en su resolución esas citadas 1143 páginas. Tartt desarrolla un trabajo casi de disección forense al narrar el devenir vital del protagonista de esta novela, marcado por la tragedia cuando era un niño hasta la eclosión del misterio que arrastra desde ese mismo momento.

Existe sin duda un buen punto de partida para la novela. Un niño acude con su madre a un museo, durante la visita explota una bomba, la madre muere, el niño aturdido sale del museo con un famoso cuadro y el anillo de otra de las víctimas bajo el brazo. La confusión reina así que el joven protagonista supera el cordón de seguridad sin ningún problema y se instala en su casa hasta que alguien se preocupe por él. A partir de entonces el cuadro, El Jilguero de Carel Fabritius, se convertirá en su compañero más intimo y de una u otra forma marcará toda vida.

Que nadie espere una novela de aventuras. El jilguero que ganó el Pulitzer de 2014 es una novela de disección personal y retrato de un pequeño microcosmos de seres relacionados con el protagonista por una u otra causa.

Desde luego 1000 y pico páginas dan para alargarse a la hora de elaborar una reseña, pero baste con dejar constancia de que El jilguero es una buena novela. Intensa, con buenos personajes, inmenso el Boris adolescente, compañero de desventuras de nuestro protagonista, por los márgenes de Las Vegas, pero también estupendamente narrada la relación de Theo, el protagonista, con las drogas o mejor aún con la farmacopea, y todo ello en una novela que alcanza su cenit literario en el momento en que se produzca el reencuentro entre ambos y se desentrañe parte del misterio que la novela narra, así como las diferentes percepciones sobre lo anteriormente vivido. Pero hay otros pasajes de altos vuelos narrativos, como la dolorosa relación de Theo con su padre, un actor venido a menos y en progresiva degeneración.

Es obvio que Donna Tartt no es una escritora del montón, ni una hacedora de . Tiene capacidad para escribir, para plantear tramas realistas y para desarrollarlas con profundidad sin hundirse en el tedio. Una destacable novela, sin duda.
best-sellers

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