lunes, enero 26, 2015

"Cómo pudo pasarnos esto" una vida en torno a Euskadi

Cuando se leen unas memorias pueden ocurrir muchas cosas. Uno puede horrorizarse, sorprenderse, aprender, recordar, disentir y vivir muchas otras sensaciones. Quizás la más desconcertante sea descubrir en uno mismo un sentimiento de amistad con alguien a quien no se conoce de nada personalmente.

Esto es lo que me ha ocurrido por momentos mientras leía las casi 600 páginas de Cómo pudo pasarnos esto, de Idoia Estornes. Hay que aclarar que esa sensación de amistad no significa compartir todo lo que se lee. Pero incluso en las discrepancias puntuales a la hora de valorar ciertos acontecimientos o en la diferencia de opiniones sobre las relaciones argumentales establecidas, he dejado de sentir reconocimiento por la autora.

Aunque conocía de refilón la figura de Idoia de su época de comentarista y articulista, y tangencialmente de su relación con Auñamendi. Sinceramente, ni por edad, ni por inquietudes personales, la labor y la figura de Idoia me eran cercanas; pero una vez embarcado en sus memorias he de reconocer que he aprendido mucho sobre la época que le ha tocado vivir, sobre su figura y sobre la importante labor de Auñamendi. Y vuelvo a reseñar que hay puntos de vista de la autora que no comparto.

En cualquier caso, si que querría destacar algunas cuestiones. La escritura de estas memorias está hecha con desparpajo, incluso en ocasiones con chanza. La lectura se hace amena y en ningún momento el desarrollo vital de Idoia desentona con la progresión que vamos descubriendo página tras página. La lectura de la primera parte, hija de refugiados en Chile es interesante. Pero obviamente toda la carne se pone en el asador a su regreso a Europa/España/Euskadi/Donostia todavía durante la dictadura.

Su descubrimiento/posicionamiento ante la realidad política (inexistente) con la que se encuentra. La puesta en marcha de Auñamendi. La Academia errante. La labor intelectual y la burla de la censura. La lucha por la independencia como mujer. Los estudios en Pamplona. Los primeros escarceos con la oposición, con el sexo. Las ansias de libertad y la constatación del erial en que se encuentra. El mundo del euskera, Eladios, Elaberris, ESB, PNV, el descubrimiento del extranjero, el surgimiento de ETA, las primeras luchas femeninas.

Y después con la muerte del dictador… una nueva sorpresa. El descubrimiento de que el pequeño grupo que lucho contra la Dictadura, queda totalmente al margen del nuevo sistema por su incapacidad para agruparse o para adaptarse. Y como en un mal sueño quienes habían coexistido discretamente con el Franquismo se van posicionando en los grandes grupos políticos que pasaron a controlar el sistema. Causa, desde la distancia temporal, cierta sorpresa la inocencia y el candor con el que Estornes narra estos hechos. Como si nunca hubiera podido imaginarse que algo así era posible. Como si la esencia de la baja política fuera desconocida hasta entonces.

Pero en las páginas de este libro podemos descubrir más cosas. La interpretación personal de la autora sobre el fortalecimiento de ETA, su engrosamiento con jóvenes formados en una Iglesia en desbandada, el posicionamiento violento cada vez más irracional y la progresiva toma de control de casi todas las cotas de oposición. Esto hará que la autora vaya evolucionando de un nacionalismo sentimental y arraigado, aunque nunca mítico; a un progresivo distanciamiento asqueada de tanta violencia. También las luchas por el control del euskera y por convertir la lengua en una fuente de ingresos económicos.

Y junto a ello su militancia en diferentes causas. Las ikastolas, el fórum feminista Maria de Maeztu, la revista Muga, los grupos antitaurinos, la génesis del Koldo Mitxelena, SOS Balkanes… y todo ello sin abandonar nunca la labor de Auñamendi.

En definitiva una vida extensa y repleta de hitos. Interpretaciones que se podrán compartir en mayor o menor grado, pero que desde luego abarcan un periodo importantísimo de los últimos años de la historia de Euskadi y que nos permite descubrir entre otras anécdotas jugosas a un joven Xabier Arzalluz abogando por una Euskadi socialista y los loops ideológicos de buena parte de la elite cultural vasca.

Para terminar al hilo de la lectura de esta biografía, en diversas ocasiones la autora califica los últimos años del franquismo como años libertarios… Se refiere claro esta a quienes en ese momento forman parte del núcleo de oposición, en el que todos los días futuros se prevén felices y dulces. Sin embargo y en contraste, son prácticamente nulas las referencias a la presencia del movimiento libertario vasco ni durante la guerra, ni en la inmediata posguerra, ni en el fin del Franquismo y la Transición. Ni siquiera en sus reflexiones como historiadora en la enciclopedia de Auñamendi…. A lo sumo alguna referencia a alguna aportación hecha por Jiménez de Aberasturi y a la ejecución de Puig Antich. Curiosamente en las últimas páginas vuelve a aparecer alguna reflexión personal sobre los movimientos anti y el anarquismo como posible horizonte futuro con el que volver a ilusionarse.

En definitiva, un repaso personal de un testigo observador de las últimas décadas de la historia de este pequeño país, Vascolandia en jocosa denominación de la autora, tan complejo y plural. Se podrá discrepar, pero no negar que están escritas de manera sincera y directa. Amenidad e interés garantizado en este libro que le ha valido a la autora el Premio Euskadi 2014 de literatura en castellano.

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