martes, octubre 12, 2010

Mike Farris apoteósico en Bilbao


Han pasado unos cuantos días sin reseñar nada en esta bitácora y no por falta de temas. Hubo una huelga general que evidentemente desde aquí no podíamos dejar de apoyar aunque desde la perspectiva del sindicalismo minoritario. Las instituciones aragonesas han programado una exposición sobre el centenario del anarcosindicalismo en el que por decisión propia han decidido darlo por muerto y enterrado. Estuvimos en el Turborock cántabro y una vez más Soundtrack of Our Lives estuvieron más que a la altura de las circunstancias. Hasta de la polémica en torno al Guggenheim podríamos hablar.

Pero dado que los hechos, el calendario y las prisas no nos permitieron hacerlo, no quisiera dejar pasar la oportunidad que se me brinda ahora de reseñar la memorable actuación de Mike Farris ayer en el Kafe Antzoki bilbaíno.

La verdad es que no me siento capaz de expresar verazmente lo emocionante, brillante, precioso, dinámico y divertido que fue el concierto. Basado básicamente en las canciones de su vibrante Salvation in light, pero todas reformateadas para darles una acústica, un tono, una sensación nueva. Mike Farris tiene una garganta de oro, y pese a que digan que sus canciones tienen un elevado tono religioso, viéndole moverse da la sensación de que tiene el diablo en el cuerpo. Si le unimos una banda más que solvente y la capacidad para exprimir sus cuerdas vocales de las dos chicas del coro, el concierto sólo podía convertirse en lo que fue: una fiesta por todo lo alto. El público totalmente entregado y Farris viniéndose cada vez más y más arriba. Cantó tocó la guitarra, bailó, saltó, predicó, enervó a la masa y se la metió en el bolsillo hasta el final de su actuación. Hubo momentos para el soul, para el rock, el blues, el góspel.... hasta para un duelo de panderetas y un momento de intimidad para dar comienzo al bis con una canción cruda y triste que entonó acompañado únicamente de su guitarra y su amplificador Fender y nos llegó al alma.

La sensación final es de que los de la entrada fueron los 23€ los mejor invertidos en mucho tiempo, aunque los organizadores nos privaron incluso de una entrada que recogiera el nombre de la banda para poder añadir con muchísimo orgullo a nuestra colección.

Abrieron el concierto Jardín Infierno con una vocalista bien dotada acompañada de una banda solvente, pero dejar poso ayer tras la actuación de Mike Farris se pone muy cuesta arriba.

En definitiva las caras del respetable al acabar el concierto lo decían todo. Apoteósico Mike Farris.

2 comentarios:

Red River dijo...

Tú lo has dicho.
Un concierto de los que levantan una semana (o un mes, o un año...).
Fantástico.

Miguel dijo...

Hola Red River no sé como has llegado hasta aqui, pero efectivamente fue maravilloso