La verdad es que creo que no hay mucho más que añadir sobre Tardi como hacedor de comics. Cada una de sus obras gráficas es una pequeña joya visual y de contenido. En la forma y en el fondo. Directo, agrio, sin contemplaciones, certero… así suelen ser sus comics y este Yo, René Tardi prisionero de guerra en Stalag IIB no lo es menos.
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He escrito absurdo para referirme a la guerra y realmente no sé si esa es la palabra, porque uno de los hallazgos de esta obra de Tardi es el contraponer las peripecias de su padre, con su propio parecer hasta el punto de autorretratarse como joven e integrarse en el comic para enfrentarse a su padre, a su parecer, a sus opiniones, a sus acciones. Jacques Tardi es antimilitarista, apátrida y en ocasiones difiere o se le hace difícil comprender las decisiones y actitudes de su padre, empujado a actuar sin duda por unas circunstancias muy distintas y también por otros valores, porque no decirlo.
Así vamos a repasar la presencia de la amenaza nazi, el alistamiento, la patética actuación del ejército francés ante la blitzkrieg nazi, el apresamiento, la conducción al campo de prisioneros, la lucha por la supervivencia, el sorprendente y variado mundo de los prisioneros, el comportamiento de los vigilantes nazis…
Una historia que absorbe a cada página, a cada viñeta incluso. Tan redonda que en ocasiones se hace necesario detenerse para reflexionar, retroceder para volver a disfrutar del texto de un bocadillo o el impacto de una viñeta. Un verdadero lujo de comic de esos que te deja sin aliento y aun así ruegas que no se acabe, que atrapa, y alimenta. Desde luego estoy deseando tener entre las manos.
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