Me ha parecido adecuado en un día terrible como el de hoy,
en que 3 fanáticos han intentado inútilmente acabar con la libertad de
expresión asesinando a 12 personas en la redacción de una revista satírica de París el dedicar
unas líneas a una persona que dedicó lo mejor de su capacidad intelectual a
combatir el daño que la idea de Dios, sobre todo de un Dios único, bajo
cualquier apariencia o denominación, ha causado en el desarrollo de la sociedad
humana.
Me refiero a Friedrich Nietzsche y para recordarlo creo que
nada mejor que el extraordinario comic que idearon Michel Onfray y MaximilienLe Roy. Tanto Onfray como Le Roy son viejos conocidos en este blog. Dos libertarios de
pro, cada uno en su campo, el pensamiento o la ilustración, que llevan años
ofreciendo reflexión y creatividad.
Sobre Onfray poco hay que decir. Es uno de los filósofos más
estimulantes de los últimos años. Y quizás el pensador libertario más
interesante del momento. Aunque es cierto que en los últimos años han surgido
algunos otros autores interesantes en esta órbita, a los que quizás pronto
habrá que dedicar algunas líneas.
Onfray es un profundo conocedor de la obra de
Nietzsche y en su guión para este comic, se recoge el devenir del filósofo
alemán tanto en lo personal como en lo ideológico. Es una buena biografía, sintética, como
no podría ser de otro modo, pero que sintetiza buena parte de su acervo ideológico.
Su admiración inicial por Schopenhauer y Wagner, de quién luego se apartaría. A
su entender en Parsifal, el genial compositor (quien por cierto también atravesó
una época libertaria e incluso de amistad como Bakunin) se habría arrodillado
ante la cruz. Sus ideas fuerza, confusas pero potentes y estimulantes, de eterno retorno y
voluntad de poder. Su anticristianismo, extensible a cualquier Dios que
quisiera ser considerado como el único y verdadero. El superhombre que es capaz de
aceptar su irracionalidad para poder ser feliz y único. El hedonismo como única salida. En definitiva un corpus
ideológico que convirtió a este hombre de frágil salud, en un pensador
extraordinario que todavía despierta admiración y porque no decirlo también
pánico según cuál sea el espectro ideológico desde el que se le explore.
Y paralelo a esa oferta reflexiva, su triste vida, excelentemente
reproducida y sugerida por las ilustraciones de Le Roy. La muerte de su padre
cuando era un niño, la presión religiosa de su madre, su distanciamiento de su
hermana seducida por las ideas de supremacía aria. Ideología que también trato
de apropiarse del corpus ideológico de Nietzsche. Su fracaso como escritor y
pensador en vida, su dificultad para empatizar con el sexo opuesto, su deriva
hacia la locura. Todo ello aparece turbiamente representado en las viñetas de
Le Roy, pero cristalinamente visibles para quien se embarque en la lectura de
este gran comic.
En definitiva, la vida de uno de los grandes filósofos de la
civilización occidental y principal crítico de esta misma civilización. Un
Nietzsche cuyo patrimonio ideológico y cultural quedo para su desgracia bajo
control de una hermana que trato de manipular sus escritos para acercarlo lo
más posible a su triste ideología y enterró a su hermano bajo la sombra de
la misma cruz que tanto criticó en vida.
Un pensador libre, con peligrosas ideas e inquietudes, como
reflexionar sobre qué grado de verdad puede soportar el hombre.
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