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Tuve el pasado fin de semana la ocasión de acudir a un extraordinario concierto de blues con los Gatos Bizcos. Extraordinario cuarteto madrileño que mezcla el boggie, el swing, el blues más clásico y sureño, y el jazz con un buen gusto digno de alabanza.
Estos cuatro jóvenes músicos con nivel y entrega ofrecieron un repertorio de canciones propias y versiones interpretadas con algo más que acierto. Destacables todos, la batería, la guitarra, presente pero no desbocada; un contrabajo sobresaliente y la armónica y la voz de un cantante que alcanzó su mejor altura en los momentos intimistas, en el que el volumen de la música se reducía y cantaba a pelo desplazándose libremente por la sala.
En realidad lo mejor del concierto fueron los tiempos medios y lentos. En el que la melancolía de las interpretaciones se extendía por la sala, para reforzar aquello que siempre debe ser un buen blues. Interpretaciones con un sabor y sentido añejo que parecían trasladarnos a los orígenes más profundos del blues.
Los Gatos Bizcos son al parecer una banda reciente, pero cuyos miembros tienen solvencia y experiencia acompañando a otros músicos de blues con más renombre. Si tienes la oportunidad de acercarte a verlos, es una de esas recomendaciones que probablemente nunca vaya a fallar. Debieras acudir porque como ellos mismos dicen “los gatos bizcos están en la ciudad y no saben cuándo volverán”.
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